HISTORIA DE ALGUNAS MUJERES

Sin pretender hacer reivindicaciones de ningún tipo, solo me gustaría hablar de aquellas mujeres que han pasado a la Historia . Y de aquéllas que lo único que consiguieron fue que la Historia pasara de ellas.


sábado, 27 de noviembre de 2010

Isabel la Católica

       Isabel I de Castilla, Isabel la Católica, ha sido uno de los personajes más importantes de la historia de España. Para algunos fue una mujer santa, plena de virtudes políticas y humanas y para otros, una persona sin escrúpulos. Vivió una época en que la Edad Media, ya decadente y en crisis desde el siglo XIV, tocaba a su fin y se hacía latente un nuevo orden político y social.  Se casó con Fernando de Aragón y durante su reinado nacieron instituciones como la Santa Inquisición y la Santa Hermandad. Los hechos más notables de su reinado fueron la conquista del reino de Granada, el descubrimiento de América, la expulsión de los judíos y la anexión del reino de Navarra (ya muerta la reina).
          Nació en el año 1451 en Madrigal de las Altas Torres, Ávila, y murió en Medina del Campo, Valladolid, en el año 1504. Fue la primogénita de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal y tenía un hermano mayor, Enrique,  fruto de un primer matrimonio de su padre con María de Aragón y otro más pequeño que ella, Alfonso, con lo cual ella no estaba destinada a ocupar el trono.
          Al morir su padre, Enrique subió al trono como Enrique IV y se casó con Juana de Portugal. En la corte se decía que el rey era impotente y al dar a luz la reina Juana a una niña, corrió el rumor de que el padre era el valido del rey Juan Beltrán, pasando la niña a llamarse Juana la Beltraneja. Pero a su padre no le importó y la nombró Princesa de Asturias y por tanto heredera al trono de Castilla. A la muerte de su hermano Alfonso, según los rumores, envenenado, Isabel de tan solo dieciséis años se declara heredera al trono de Castilla como sucesora de su hermano y por delante de Juana la Beltraneja, retando abierta y conscientemente a Enrique IV quien tenía el puesto reservado a su hija.
          Tras una pequeña reflexión y viendo cómo crecían las fuerzas contrarias, Isabel decide emprender un camino de entendimiento con el rey y que concluyó con los Acuerdos de Guisando en los que Isabel sería la única heredera al trono a cambio de no traicionar a su hermanastro, renunciando a ser reina antes de que éste muriese. Además sería él mismo el que decidiese con quién casarla. Pero era una trampa,  ya que pretendía casarla con Alfonso V de Portugal. Si esto ocurría, por mucho que fuese heredera, pasaría a ser reina de Portugal y por tanto quedaría lejos de Castilla donde reinaría Juana por medio de otro matrimonio, esta vez con el hijo de Alfonso V, unión que les daría a los jóvenes las coronas de Portugal y Castilla. Isabel, no estando de acuerdo con éste último punto, comenzó negociaciones secretas con el reino de Aragón para contraer matrimonio con Fernando, hijo y heredero de Juan II, de la misma edad que la propia Isabel.
          Los dos jóvenes se casan en secreto en octubre de 1469 gracias a una falsa bula papal conseguida por el arzobispo Carrillo, amigo íntimo de la reina, que les permitió unirse a pesar de su relación de primos. Con esta unión Isabel incumple su pacto con Enrique quien declara nulos los acuerdos de Guisando y por tanto declara a su hija Juana la heredera al trono. Esta es la situación cuando muere Enrique IV en 1474 sin haber hecho testamento. Isabel, atendiendo al pacto firmado hace años, se declara reina de Castilla. La guerra civil daba comienzo y es que tanto la Beltraneja como Alfonso V de Portugal no estaban dispuestos a perder tan fácilmente el trono. Fueron cinco años de enfrentamientos con los partidarios de Juana y Portugal, que terminan con la victoria de Isabel y Fernando quienes, estando cerca del triunfo, firman la concordia de Segovia, determinado el vínculo a sus reinos así como sus funciones. Será la paz de Alcaçovas, firmada en septiembre de 1479 con Portugal, la que vino a terminar con la guerra. Isabel sería la reina de Castilla. 
          En el mismo año, 1479, muere Juan II de Aragón por lo que Fernando se convierte en rey de Aragón, Sicilia, Cataluña, Valencia, Baleares y Cerdeña. Siendo soberana, Isabel crea la Inquisición, expulsa a los judíos, apoya a Colón, reconquista Granada y une Castilla, un territorio extensísimo donde tradicionalmente los nobles habían ostentado un poder que chocaba frontalmente con el real. Estos son los hechos más importantes de casi treinta años de reinado en los que gobernó con mano de hierro. Un ejemplo de ello es la determinación que demostró a la hora de firmar las penas y castigos impuestos por los tribunales de la Inquisición.
          La expulsión de los judíos en Castilla y Aragón mediante un real decreto en 1492 y la de los musulmanes, fueron los que les valió a los Reyes el sobrenombre de Católicos. Con el descubrimiento de América y la conquista de las Canarias, se comenzó a forjar el Imperio español. la Historia les brindó una fecha capaz de anunciar una nueva época, la Moderna.
          En el ámbito privado, Isabel fue madre de cinco hijos: Isabel, reina de Portugal; Juan, muerto antes de suceder a sus padres; Juana, la Loca,  reina de Castilla a la muerte de su madre; María, esposa del viudo de su hermana Isabel y por tanto reina de Portugal; y Catalina, reina de Inglaterra por su matrimonio con Enrique VIII.
          A pesar de haber dado a luz a tantos hijos y de aparentemente haber conseguido buenas posiciones para ellos, su existencia fue desgraciada, navegando entre la muerte y la locura. Había diseñado los matrimonios de sus hijos como una perfecta cadena en la que cada eslabón, es decir, cada hijo, era parte de una estudiada política exterior que siempre intentaba frenar a Francia, el otro gran reino europeo. Por una u otra causa, el intento fracasó, entre otras cosas porque el marido de su hija Juana, Felipe el Hermoso, pactó con los franceses.
          En cuanto a su tiempo, Isabel fue una mujer educada en un exquisito ambiente, fue preparada en diversas materias, era además piadosa, inteligente, introvertida pero determinativa. Llegó a juntar una biblioteca que aún hoy nos puede llamar la atención, muestra de su profunda preocupación con el Conocimiento y el Saber. Así lo trasladó a su hijo, de quien tuvo especial cuidado en su educación, y a sus hijas, a las que educó por encima de lo que entonces era normal para las mujeres.
          En cuanto a las artes, durante su vida y las décadas posteriores se desarrolla el gótico flamígero en Castilla (Gótico Isabelino) y se propicia la entrada del Renacimiento de una forma austera pero rica en matices.
          Los últimos años de la Reina fueron tristes, fueron años en los que, con la muerte de sus hijos varones, vio como la dinastía Trastámara, a la que pertenecía, se extinguía. Estaba también cansada, preocupada por todo lo que había conseguido en esos años. A partir de entonces y de forma casi inocente, será la casa de Austria quien reine en España. Pero Isabel no lo verá. Murió el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo, asolada por la pena.
          En su testamento nombra a su hija Juana sucesora pero poco después de la muerte de su madre fue encerrada y declarada loca. El reino pasa a manos de su padre, Fernando y más tarde a su marido Felipe, el Hermoso. Poco después, el reino, esta vez unido con Aragón, lo hará a manos de Carlos I, hijo de Juana y Felipe, nieto de los Reyes Católicos. Fue él quien por fin trajo la estabilidad y la unidad a las tierras de Isabel y Fernando, tal como su abuela, la tan querida Católica, había deseado.
Loli

Hatshepsut, "La primera de las nobles damas”


Hatshepsut fue reina-faraón durante la dinastía XVIII de Egipto. Reinó entre 1479 a.C. y 1457 a.C. y fue la mujer que más tiempo estuvo en el trono de las “Dos Tierras”. Su nombre significa "La primera de las nobles damas”. Nació en el Antiguo Egipto y era hija del faraón Tutmosis I y su esposa Aahmes. Tuvo dos hermanos varones que murieron jóvenes, lo que la colocaba a ella en una favorable posición política en el reino. Sin embargo, una mujer difícilmente podría acceder al trono de Egipto, así que el sucesor al trono fue su hermanastro Tutmosis II, hijo de su padre Tutmosis I y una concubina . Según la costumbre, Hatshepsut se casó con él.
          Pero Tutmosis II murió joven y gobernó solamente tres o cuatro años. Hatshepsut no tuvo ningún hijo varón con él, aunque sí una hija llamada Neferure.  Pero Tutmosis II había tenido un hijo con una muchacha del pueblo llamada Isis, y este hijo,  de nombre Tutmosis III, se encontraba en la línea directa de sucesión. Sin embargo era muy joven cuando murió su padre y se le permitió a Hatshepsut gobernar en Egipto como reina regente.
           Pero no se resignó a abandonar el poder cuando su hijastro llegó a la mayoría de edad. Fue capaz de controlar a  un gran número de seguidores en la corte, lo que le permitió gobernar con toda la autoridad de un Faraón durante quince años.
          Superó muchos obstáculos, sobre todo revueltas e intrigas palaciegas y vivió con la amenaza de lo que Tutmosis III representaba para su autoridad. Pero logró superar todos estos peligros con astucia, resolución y una gran habilidad política.
          Aunque hubo otras reinas antes que ella, ninguna había ostentado la completa autoridad de un faraón. Para calmar a su pueblo, que no estaba preparado para ser gobernado por una mujer, Hatshepsut ordenó que todas sus estatuas e imágenes la representaran de la manera más masculina posible, e incluso se vestía con la ropa tradicional usada por los faraones, incluyendo la barba osiríaca. 
            Durante el reinado de Hatshepsut aumentó el poderío de Egipto. No hubo guerras durante su gobierno, debido seguramente a sus capacidades diplomáticas. Ordenó varias expediciones comerciales a la tierra de Punt, en lo que hoy es Somalia, para conseguir marfil, animales exóticos, especias, oro y madera aromática, tan apreciados por los egipcios. A la vez que Egipto alcanzaba una gran prosperidad, se favorecía el desarrollo de las artes y de nuevas formas de ingeniería.
          Mientras tanto, Tutmosis III seguía haciéndose mayor y ya se rumoreaba que en algún momento debería ascender al trono. En un último intento para legitimarse como reina, Hatshepsut hizo construir un magnífico templo en el Valle de los Reyes, donde estaban las tumbas de muchos de los grandes faraones que la habían precedido y donde tenía la intención de depositar sus propios restos. Ordenó construir también obeliscos en granito rojo, para continuar las construcciones que su padre no pudo terminar y su nombre fue escrito entre los innumerables jeroglíficos de estos monumentos.  Pero su presencia era un inconveniente permanente para Tutmosis III. De la muerte de Hatshepsut sólo existen conjeturas y aunque no se tienen pruebas, es posible que él haya arreglado su muerte, la de su amante Senmut y su hija Neferure.
          El cuerpo de Hatshepsut fue colocado en su tumba y Tutmosis III ocupó el trono. Poco después, las tumbas de Hatshepsut y Senmut fueron destruidas, sus sarcófagos rotos y sus momias robadas. Tutmosis III persiguió la memoria de Hatshepsut e intentó borrar todo rastro de su gobierno. Ordenó que el nombre de la reina fuera borrado de su templo en el Valle de los Reyes y de todos los monumentos que ella había ordenado construir. 
          Pero la memoria de la existencia de Hatshepsut no podía borrarse fácilmente, y hasta nosotros han llegado suficientes datos como para reconstruir la vida de esta mujer que logró gobernar la mayor civilización de su tiempo y mantener su paz y prosperidad. 
               Loli

jueves, 25 de noviembre de 2010

Las hermanas Mirabal




            Las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), representan la capacidad de las mujeres, en este caso, de cambiar las cosas y no por ello ser heroínas. Eran gente corriente: esposas, madres, hijas, amigas… pero se comprometieron con la libertad y la justicia simplemente porque la Historia las puso en una situación determinada y aceptaron ese desafío. Nacieron en la República Dominicana entre los años 1924 y 1935  y pasaron su niñez y su juventud en un país gobernado por el dictador Rafael Leónidas Trujillo y fueron parte activa, junto a sus maridos, del movimiento clandestino contra la dictadura. 
          Quienes las conocieron dicen que todas eran hermosas y que la mayor, Minerva, era muy inteligente y con mucha sensibilidad para las artes. En una ocasión, la familia Mirabal fue invitada a una fiesta ofrecida por el dictador Trujillo. Fue el comienzo de una época de acoso y espionaje sobre la familia Mirabal, ya que Trujillo, que  se había encaprichado de Minerva, no soportó que ésta no hiciera caso de sus requerimientos. Siguió insistiendo y recibiendo siempre la misma respuesta negativa por parte de ella, por lo que necesitaba vengarse de todas las maneras posibles. Investigaba a todas las amistades de Minerva, y el día en que sus servicios secretos descubrieron que ella tenía un amigo que pertenecía al partido comunista fue encarcelada por primera vez.
         Cinco años más tarde de este episodio, Minerva y María Teresa se casaron y junto a sus maridos y otros amigos decidieron que había que hacer algo para derrocar al tirano. Esa conspiración se descubrió y terminaron todos en la cárcel. Pero siguieron en su empeño. Después de haber sido encarceladas varias veces y habiendo sido liberadas otras tantas, en el mes de noviembre de 1960 cuando volvían de visitar a sus maridos en la cárcel, fueron brutalmente asesinadas a garrotazos y sus cuerpos arrojados por el abismo. Tras este hecho, el movimiento opositor se fortaleció y la dictadura llegó a su fin.
           El reciente premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, en su novela La fiesta del chivo, relata este episodio de la Historia Dominicana. Asimismo, la escritora Julia Álvarez dedica su novela En el tiempo de las mariposas a las hermanas Mirabal. Dicha novela ha sido llevada al cine bajo el nombre de In the time of butterflies  y el papel de Minerva lo ha protagonizado la actriz mejicana Salma Hayek. 
       
         En honor a estas hermanas se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer un día como hoy, 25 de noviembre. Curiosamente, no murieron siendo víctimas de la violencia machista tal como hoy la conocemos, sino víctimas de la represión política. Cualquier día es bueno para recordarlas, pero especialmente hoy.

        
 Loli.